Mensajepor elric1981 » 23 Ene 2007, 20:52
La puerta del armario estaba atascada. O más bien estaba atrancada, lo raro es que era desde dentro.
-Joder si que esta bien cerrado. Seguro que con lo torpe que soy y que no se ve nada no encuentro en picaporteí¢€Â¦
-Espera, ya salgo.
-Pues si, un armario que habla. No me sorprende. ¿Recon 2 verdad?
La puerta del armario se abrió mostrando en su estrecho interior a una jovencita de apenas veinte años en ropa interior con cara de haber llorado.
-Anda y yo perdiéndome la fiesta pijama. Si quieres entro y te hago compañía moza.
-Déjate de gilipolleces cerdo. Aunque me alegro de que hayas venido a ayudarme. í¢€â€œ Gotas de sudor corrían por su pálido rostro.
-No he venido a ayudarte. í¢€â€œ El primer golpe en la mandíbula la dejo en un profundo estado de inconsciencia.
La verdad para que negarlo, estaba de buen ver. Era jovencísima, atractiva, con un cuerpo atlético por la instrucción y uno hermosos y voluminosos senos. Un desperdicio de mujer en un mundo de hombres. Siempre oculta bajo una pesada armadura. Sin duda no había nada mejor en la galaxia como las humanas. Sencillamente esos que tenían relaciones con otras especies son unos depravados. Incluso Jabba hubiera pagado una cuantiosa suma por ella. Pero esta, tenía otro destino lejano de la esclavitud.
A estas alturas de la vida tengo la fundada sospecha de que los arquitectos e ingenieros imperiales cumplen alguna clase de directriz interna en sus diseños por la cual en cualquier habitación de una instalación imperial deben existir todos los elementos necesarios para amordazar, atar, violar y torturar a cualquier prisionero. No sé quizá simplemente fuese mi mente. Deformación profesional ya se sabe.
-Por fin despiertas. ¿Más tranquila? í¢€â€œ Podía sentir como se estremecía al sentir mi aliento en su frente.
-¿Qué coño haces puto psicópata? í¢€â€œ La bofetada la dejo sin ganas de continuar.
Aunque la verdad es que tenía bueno motivos para llamarme eso y alguna cosa más. Atada a las 4 esquinas de la mesa. Con las rodillas flexionadas y completamente desnuda tenia excelentes motivos.
-Sabes no hago esto a menudo. Que digo. Es la primera vez que lo hago. Un buen amigo me ha servido de inspiración, pero siento que aun no he conseguido captar su esencia. Según cuenta la mala gente en la cantina aquí faltaría algo deí¢€Â¦ morbo. í¢€â€œ Las yemas de mis dedos recorrieron su frente, bajando por su nariz y rozando levemente sus labios, lo que provoco un intento de mordisco que mas que furioso parecía producto de la satisfacción.
-No te lo crees ni tu. Se que clase de psicópata eres, lo que haces y porque lo haces. Ya nos habían advertido de todo esto.
-La verdad no me gusta el término psicópata. Cuando hago mi trabajo, porque es mi trabajo te recuerdo, soy consciente de las consecuencias y de los sentimientos que provocan en los demás. Su dolor, su miedo, su pánico, su ira. Aunque bien es cierto que no siento remordimiento, ni culpa por supuesto. Pero por otro lado siempre tengo un buen motivo para hacerlo que hago. Seria mas bien algo así como un sociopata. ¿Quién te ha hablado de mi? í¢€â€œ Mientras hablaba las yemas de mis dedos recorrían las redondeces de su cuerpo de forma suave.
-El almirante. í¢€â€œ Su respiración se entrecortaba.
-¿Que almirante?
-Que almirante va a ser pedazo de idiota! El padre de la comandante! í¢€â€œ Tenía unas suaves rodillas, desde luego parecía toda una señorita.
-Relájate cielo, disfruta. í¢€â€œ Cuando mis dedos rozaron apenas sus pies comenzó a temblar y sus ojos llenos de ira y seguramente algo más buscaron los míos para clavarse como dos estacas. Ese era su punto débil. í¢€â€œ Bueno, bueno. Veo que entonces soy conocido entre la tropa. Que grata sorpresa señorita. ¿Y exactamente porque os hablaron de mi? í¢€â€œ Mi cara era sin duda todo un poema. Me estaba divirtiendo como un niño. Las perversiones ajenas siempre son de lo más provechosas.
- No lo sé. í¢€â€œ Claramente la frase la termino con un suspiro mientras mi dedo índice recorría uno por uno sus dedos del pie derecho.
-Venga, dime la verdad, acabamos de empezar. í¢€â€œ A sus pies, inclinado sobre la mesa mi aliento rozo sus dedos.
- Para matarme, digo para matarte.
-Eso ya lo sabía yo. Tu jefa, la que se ha portado muy mal y recibirá su castigo me ha í¢€Å“abandonadoí¢€? junto contigo. ¿Tu también quieres que reciba su castigo por abandonarte aquí, dejándonos encerrados cierto? í¢€â€œ Con la mirada fija en mis labios a apenas milímetros de sus dedos trataba de incorporarse. í¢€â€œ Pero, ¿Qué motivo?
-Venganza. No es oficial, pero hay muchas sospechas de que tu fuiste el responsable de que la lanzadera que pilotaba [ esitado: su hermano] explotase, junto con otros cinco soldados de asalto. í¢€â€œ Estaba que se subía por las paredes, si no hubiese estado atada podría partirme en dos.
-¿Por qué estamos aquí? ¿Qué son esas cosas que me atacaron? Y sobre todo, como pensabais matarme. Porque obviamente vosotras solasí¢€Â¦ No sois suficientes.
-Ya te lo he dicho, pata matarte, lejos de todo, para que ningún amigo tuyo pudiera salvarte. í¢€â€œ La verdad este tipo de cosas se le darían infinitamente mejor a Alkaid, por suerte los pies no le sabían a queso rancio porque hubiera vomitado allí mismo jodiendolo todo. Pero desde luego lo estaba disfrutando, y ella la que más. í¢€â€œ Esos seres son el producto de una investigación genética. Una especie de bacteria los va matando poco a poco pero altera su comportamiento para que solo ataque seres de sexo masculino, guerra bacteriológica, aunque parecen fuera de control porque todos los habitantes de la estación están muertos. En todo caso da lo mismo, morirás igual, la explosión borrara todo. Cuando la comandante me lo contó me pareció un plan excelente.
-Sin duda. Tu comandante es un buen espécimen. Astuta, bella, cruel e inteligente. ¿Será como tu? Porque estas poniendo la mesa perdida cielo. í¢€â€œ Ahora era mi lengua la que recorría sus piernas en sentido contrario al anterior.
-Que coño importa esoí¢€Â¦ sigue. Ya te lo he contado todo.
-Simplemente me resulta divertido. Ahora tengo que meditar sobre todo esto.
-Vamos, no pares, me tienes como a una perra en celo.
-¿De verdad? Bueno, hay muchas más como tu aquí dentro. Creo que me iré a buscarlas. Porque conformase con una pudiendo tener veinte a la vez.
-EH! MALDITO MARICON VUELVE AQU� NO ME DEJES ASI! Y SOLA! VUELVE Y TERMINA LO QUE HAS EMPEZADO!!
-Cariño no vas a estar sola. Seguro que esas cosas te hacen compañía. Cuídate, ha sido un placerí¢€Â¦
Las muejres, siempre tan simples... Y tan predecibles
La verdad es que me encontraba agotado. Desde que las muchachas habían logrado tomar el control de la computadora había pasado días enteros acosándolas y eliminando algunas. Las minas y la docena de torretas que habían distribuido en los acceso al puente me impedían entrar, aplastarlas el cráneo con mis propias manos y emprender el viaje de vuelta a casa. Lo único que las impedía abandonar la estación y detonar los explosivos era el insignificante detalle de que ahora su transporte era mi refugio.
El indiscutiblemente genial plan de Thalis contenía los errores necesarios como para poder llegar a una situación de equilibrio. Por desgracia ellas tenían las armas, la computadora y los suministros. Yo solo podía meditar guardando energías esperando alguna escaramuza. Desde luego el azar o como quieran llamarlo en esta ocasión también me supuso una clara ventaja, una de esas criaturas activo una mina destruyendo una sección de conducciones que alimentaba la antena principal, lo que impediría pedir ayuda al imperio. Esto sucedió creo recordar en el comienzo de lo que hubiera sido el tercer día estándar.
-Señor ya tengo el modo de comunicarnos. Usaremos una radio baliza a la que alteraremos para usarla como antena de trasmisión. Por su construcción no nos permitirá una frecuencia alta pero es resistente y soportara la potencia necesaria para lograr emitir. Calculo que en tres o cuatro días recorrerá la distancia suficiente para ser captada por algún satélite imperial en el borde exterior.
-Pongase a ello soldado, no hay tiempo que perder.
-Si comandante.
Apenas unas horas después el ruido de los motores de una nave coleriana me desprendía de mi apacible mundo de meditación. Estaban realizando maniobras de atraque. Si los refuerzos estaban aquí no había otra opción que mantener la calma hasta que uno de ellos cruzase la rampa de la lanzadera y atravesarle el corazón con las manos. No me cogerían vivo desde luego.
El tiempo pasaba despacio pero nadie entraba en el hangar. Probablemente hubiesen decidido abandonarme allí y destruir la estación con algunos torpedos de protones. En silencio y sin hacer ruido al caminar alguien con una túnica marrón recorría la rampa de acceso.
-¿Nejasul SainK? - Me pillo totalmente desprevenido, su voz me hizo sentir una paz y tranquilidad que nunca había experimentado, no podía moverme.
-Si... ¿Quién eres?
-Soy Jalina. De Ryloth
-Hummm una joven Twi'lek. ¿Por que estas aquí?
-He venido a buscarte. He sentido tu presencia.
-Lo dudo, pero como quieras.
-Rindete y unete a nosotros. Tendrás un juicio justo y sera tomada en cuenta tu colaboración. La Alianza necesita tu ayuda y tus conocimientos para terminar con las atrocidades tales como las investigaciones llevadas a cabo en esta estación.
-Desiste jedi, tus poderes han dejado de surtir efecto en cuanto que has nombrado a la Alianza.
-Entonces te llevare por la fuerza.
-Moriras...
-No lo creo probable, eres infinitamente inferior a mi, podría aplastarte cada uno de tus huesos solo con mover la mano.
-Entiendo. Entonces quiero negociar un trato...
-Te escucho Inquisidor. - Esa alusión indicaba que iba a pedir un alto precio en honor a mi buen trabajo.
Me sacaras de aquí, pero para ello debéis matar a esas soldados, si se llega a saber que estoy vivo y he traicionado al imperio no habrá descanso. Destruiréis la estación y no os llevareis información de lo que aquí ha sucedido, si en algo coincido contigo es en que esta clase de experimentos son una atrocidad. Me dejareis libre el tiempo necesario para poder poner en orden algunos asuntos. Después volveré a vosotros.
-¿Son tus condiciones?
-Si
-Bien. A cambio seras nuestro agente, espiaras para nosotros. Y por supuesto eliminaras a tu general... Nos esta molestando demasiado en Lok, y por supuesto a Elrick, para el eres insoldable. Después seras libre y si lo necesitas te proporcionaremos ayuda para huir del imperio. Estas son mis condiciones. Si no te gustan me marchare y te abandonaremos en la estación. ¿Estas dispuesto a aceptarlas?
-Por supuesto...
-Tienes mi palabra de caballero.
-Tu también tienes mi palabra...
Inmediatamente 4 comandos rebeldes me escoltaban camino de la nave coleriana seguidos de cerca por la jedi. Cai al suelo perdiendo el conocimiento.
La medico jefe de la corveta escribía su informe en el datapad mientras observaba a través del cristal.
í¢€Å“El paciente muestra convulsiones y deshidratamiento en los tejidos cutáneos. Las constantes vitales son irregulares y han comenzado a aparecer las primeras laceraciones. Ha sido suspendido el tratamiento con bacta ya que provocaba un aceleramiento de los síntomas. Si en veinticuatro horas no reacciona a los antibióticos... provocare su muerteí¢€?
La medico ya había visto lo que sucedía. Comenzaba como un resfriado, después la perdida del sentido de la realidad, y por ultimo la agresividad sin control. El grupo de imperiales que capturaron en la estación de observación fueron ejecutados en sus celdas como perros. Los soldados atravesaron el campo de contención y dispararon con fuego real sobre todas ellas. Las primeras en mostrar síntomas habían comenzado a atacar a las demás, en menos de dos horas tenían heridas y llagas por todo el cuerpo. Parecían animales. Y como animales murieron. Ella no permitiría que eso le sucediese a su tripulación. Así no.
Los primeros casos entre su gente se habían manifestado pocos días después de abandonar la estación, los primeros en ser afectados fueron sobre todo un grupo de rodianos que habían sido embarcados como ingenieros mecánicos. Los mato antes de que fuera peor. Ella cargaba con la culpa de haberlos matado. Los humanos sin embargo resistían mejor. Sobre todo en una atmosfera de muy baja presión y doblando la concentración de nitrógeno, eso ralentizaba el crecimiento de la bacteria. Altas temperaturas eliminaban completamente a la bacteria pero ese tratamiento no era posible administrarlo porque provocaba obviamente la muerte del paciente. En cambio mantener el cuerpo por debajo de los 10 grados ayudaba bastante, sobre todo volvía mas eficiente el tratamiento con antibióticos. Así había logrado salvar ya a una veintena de afectados. Por suerte la nave activo la situación de emergencia medica a tiempo y se pudo controlar aun a pesar de que más de la mitad estaban afectados. Algunos no aguantaban...
Releía el informe de uno de los prisioneros, el único hombre. Había sido traído inconsciente y en apariencia no mostraba síntomas. Al principio pensó que era tan solo agotamiento pero luego pudo comprobar que era una víctima más. Era el tercer día que recibía tratamiento y no mostraba ningún cambio. Parecía profundamente dormido. Su corazón apenas latía seis veces por minuto y respiraba en intervalos de dos a tres minutos. Jalina ordeno que lo ataran con grilletes y la cabeza sujeta a la camilla de duracero. En ese momento la doble puerta de la enfermería se abrió. La joven Twi'lek se coloco a su lado sin hablar.
-¿Quien es ese tipo Jalina?
-Quien sabe... Un imperial.- Las dos mujeres se acomodaron en las sillas del escritorio.
-No dice eso tu tono de voz jovencita. Sino no estarías aquí - Las arrugas de la doctora marcaban un gran contraste con la joven. Podría ser su abuela.
-Es un inquisidor imperial. De la peor escoria que podrías encontrar en la galaxia. La lista de crímenes por los que le busca la Alianza es tan grande que no soy capaz de memorizarla entera. Y ahora tengo un trato con él. Bueno yo no. La alianza tiene un trato. Es un traidor al imperio. ¿Tardara en despertar? - La doctora miraba por encima de Jalina.
-Parece que te estaba esperando. Tiene los ojos abiertos.
-Ordenare que lo trasladen a una celda. - La Twi'lek sin mirar siquiera por encima del hombro salio de enfermería, allí hacia frío y sentía tanto dolor.
-Alguien puede traerme ropa decente. O tengo que ser el tipo raro con la bata que enseña el culo cada vez que entra alguien.
El capitán de la corveta lo miraba con una mueca de asco en la cara. No había dicho nada desde que saludo al entrar. - Así estas bien SainK, no necesitas nada más durante tu estancia en mi nave. Tu ropa ha sido incinerada.
-Muy amable capitán Helber no esperaba menos hospitalidad de un calamar. - Los ojos del prisionero se entornaron dejando entrever apenas las pupilas.
El capitán y los soldados se cuadraron a la voz de firmes cuando el general entro en la sala de reuniones, acompañado por una Twi'lek de dorada piel.
-Descansen caballeros. Siento haber tardado tanto pero con todo este lió de la epidemia y las fragatas imperiales en el sector no hemos tenido una oportunidad mejor de encontrarnos.
-General Frem siempre es un honor tenerle a bordo. - El capitán era un pelota de reconocido prestigio.
-Si general, es un placer tenerle a bordo, sobre todo por ser el único humano que veo en mucho tiempo.
-Tu debes de ser el inquisidor SainK, por el humor que te gastas.
-No lo gasto, solo lo dispenso.
-Ten más educación SainK aun eres mi prisionero í¢€â€œ El capitán señalaba moviendo un dedo en mi dirección.
-Oh, claro por supuesto... Perdón... í¢€â€œ Frem se sentía complacido con la humildad fingida, eso le recordaba que la gente se humillaba ante el de mala gana solo por las insignias.
-Bien SainK mi buen amiga Jalina me ha llamado para que viniese urgentemente. Al parecer ha realizado un esplendido trabajo ya que ha conseguido atraer tu atención y ahora eres un traidor al imperio.
Helber se apresuro a hablar dejando con la palabra en la boca a Jalina. - Así mi General, captamos una trasmisión sin cifrar del sector Kilaas en espacio profundo a más de diez parsec de cualquier zona conocida. Saltamos al hyperspacio inmediatamente para localizar una estación imperial no conocida. En el mensaje un soldado pedía apoyo al almirante Zerax. Por lo que sabemos de él esta al mando de una flota formada por un super destructor estelar, dos fragatas, cuatro crovetas torpederas y seis destructores imperiales. Según nuestros informadores solo el destructor estelar llamado í¢€Å“Regioí¢€? llego al sector dos días después de nuestra salida del mismo. No hay peligro de que nos encuentre, aun parece que se encuentra en la zona. Es un momento excelente, señor, si me permite la sugerencia para organizar un ataque y destruirlo.
-Gracias capital Helber el alto mando tomara en consideración sus informaciones.
-Aseguraros de no llevarme con vosotros cuando os enfrentéis al destructor estelar. No quiero morir en esta lata.
-No SainK para ti tenemos otros planes. - Jalina me miraba fijamente a los ojos- Tenemos un trato y vas a cumplirlo.
-¿Un trato? De que estas hablando...
-Eres mi invitado SainK a cambio de tu colaboración con la Alianza Rebelde. - Las carcajadas se podían oír incluso en el puente de la nave.
-Por favor, se me saltan las lágrimas. Niña, ¿de donde te has sacado esa tontería?
-Me estas llamando mentirosa! - Jalina miro de reojo al general, a pesar de ser una jedi aun tenia mucho que aprender.
-Jamas. Solo loca. Loca de remate. Tienes que estar loca de remate si piensas que trabajare para la alianza. Antes seria esclavo de Jaba el Hutt limpiando sus mierdas con la lengua. Y tienes suerte de que aun me quede pudor suficiente como para no saltar por encima de la mesa y partirte el cuello a ostias. Yo no traicionaría al Imperio ni siquiera por un puesto de General...
El comentario cogió por sorpresa a Ferm. A pesar de haberse cambiado el nombre le habían reconocido. En otro tiempo fue comandante de un asentamiento imperial. Su trabajo para la rebelión le había reportado como recompensa el cargo de General.
-Sois todo unos chupatintas y libertadores de bolsillo. Salvaríais la galaxia en cualquier tertulia, pero os escondéis como ratas! Sepa general que no es tan importante como piensa. Ocupa un ridículo puesto en el ejercito de rebeldes terroristas y ni siquiera aparece como objetivo prioritario para la oficina de seguridad. Me tenéis hasta las pelotas con tanta tontería. -Los grilletes comenzaban a doblarse.
-SainK me diste tu palabra.
-No te di nada bruja. Tus trucos no van funcionan siempre. Estáis muertos todos! Terroristas de medio pelo.
-Esta bien SainK, si no quieres colaborar con nosotros te aplicaremos la justicia de la Republica. -Ferm se había levantado y activaba el holoproyector mostrando un grupo de rebeldes en atriles. - Nejasul SainK, agente imperial, Coronel e Inquisidor del ejercito de Palpatine. Por los cargos que se le ha juzgado entre ellos los más graves delitos contra las especies y mundos de la galaxia, torturas, asesinatos, y por ultimo traición al senado de al Republica... eres condenado a la pena máxima que es capaz de imponer este tribunal. Muy a pesar de sus integrantes que hubieran preferido verte muerto.
-¿Y bien?
-Seras abandonado en algún planeta sin civilización para que puedas morir pensando en lo que hiciste. Preferentemente en alguno inhóspito, desolado y frío. - Jalina hablaba sin mirarme a la cara.
-Ni siquiera sois capaces de hacer el trabajo vosotros mismos. Solo sois terroristas cobardes que juegan a salvadores. Mancharos las manos por una vez y dejar de llorar por los que si luchan dando su vida.
"Control mental. Miradillas de reojo al camino cómodo de la herejía. Sueño".-
Mocreta, tras el podcast sobre el Codex Lobos Espaciales